La nueva apuesta ‘social’
Hace una semana, Evo Morales renunció a la presidencia de Bolivia. Estados Unidos y la OEA celebraron su dimisión como un éxito para la democracia acusándolo de fraude electoral. Algunos otros argumentaron que el verdadero atento contra la democracia boliviana fue la intervención de la OEA en lo que Evo califica como golpe de Estado. Los días que siguieron estuvieron llenos de críticas y opiniones divididas sobre cómo López Obrador decidió enviar por él en avión, ofreciéndole asilo político como un invitado honorífico. Este tema, aunque es tentador tratarlo como el escándalo de relaciones internacionales que es, me puso a reflexionar sobre la situación de México y a cuestionarme si, como muchos han profetizado, todo lo acontecido en Bolivia es otro escenario posible más del futuro de nuestro país bajo la nueva administración, ya que existen muchos factores en común: la retórica y las ideologías, el sistema político propuesto, y la inconformidad del pueblo con ‘lo de siempre’.
Todas las naciones buscan lo mismo para sus pueblos, independientemente de la corriente ideológica que propongan: el bien del hombre, concretamente expresado en prosperidad económica (el bien material) y la dignidad humana (el bien moral).* Pero cuando se trata de salir a marchar a las calles, muchas veces sabemos qué es lo que no queremos, pero no necesariamente reconocemos que en el fondo lo que sí queremos es lo mismo. No somos capaces de validar las soluciones que se van proponiendo y nos ahogamos en el idealismo. Días después de la victoria del proyecto de Morena en las elecciones presidenciales del año pasado, Ricardo Monreal (líder de Morena en el Senado) dijo en una entrevista con El País “Aún exigimos al Gobierno, pero ya somos Gobierno.” Una cosa es protestar, y otra cosa muy diferente es hacer gobierno.
Entonces, ¿cuáles son las inconformidades del pueblo mexicano? La obtención de la ganancia y el afán de lucro ilícitamente, la dominación, explotación, opresión, marginalización o exclusión, la guerra y todas las formas de violencia.** En esencia, todo lo contrario al bien del hombre. Todas estas tragedias son fallas del mercado, concretamente, problemas que han surgido bajo un modelo capitalista. La gran mayoría estaría de acuerdo que estas fallas no son deseables y preferiría vivir en un país en donde no existieran. Entonces surgen dos posibilidades***: deshacerse del modelo actual (esta fue la opción de AMLO quien declaró la disolución del modelo neoliberal al entrar en poder), o administrarlo mejor.
Y no es sorprendente que este haya sido el proyecto de López Obrador. La tendencia en Latinoamérica ha sido la de deshacerse del modelo capitalista e implementar lo que ahora se denomina ‘el socialismo del siglo veintiuno’. Y es que la intención no es la equivocada, vivimos en un mundo de descarte en donde lo que no sirve se tira a la basura en lugar de buscar su reparación. Pero lo que quizá no es muy evidente es que, si bien el modelo capitalista que había operado durante décadas en México tenía sus fallas, también había traído consigo muchísimos beneficios. Un ejemplo muy claro es la democracia o la descentralización del poder que durante años se persiguió, y que inició (por consenso de muchos) con la elección de un partido diferente al PRI en el año 2000. Claro, nuestro sistema no es perfecto, pero finalmente logramos quitarle poder excesivo al Estado. ¿Y qué propone el socialismo? Darle más poder al Estado. López Obrador ha buscado destruir muchas de las instituciones que se construyeron en el pasado, esto para reconcentrar el poder en la oficina presidencial. Y la historia no sirve para otra cosa que para aprender de ella: el socialismo en Latinoamérica ha demostrado tener como efecto la prolongación del poder en un líder carismático: Chávez duró catorce años y ahora Maduro seis años y está estableciendo su segundo periodo 2019-2025 en Venezuela; Evo duró trece años en el poder antes de renunciar; Ortega ha estado quince años en poder sin contar su periodo 1985-1990. Y hay suficiente evidencia para suponer que el proyecto de AMLO es muy similar.
Pero pongamos a un lado la especulación y hagamos una pregunta fundamental: ¿cuáles son los países con mejores índices de riqueza, felicidad, desarrollo humano, inflación, deuda pública, movilidad social, pobreza y corrupción? ¿A caso no son todas estas las cosas que buscamos como sociedad? Quienes lideran estos índices son países capitalistas de diversas regiones (nórdicos, asiáticos, anglosajones) que han sabido implementar para su realidad específica las fuerzas del mercado y la sana intervención del gobierno.**** De hecho, si analizamos a los países socialistas solamente encontramos intentos fallidos de prosperidad porque el único sistema que ha demostrado históricamente el potencial para crear prosperidad masiva es el capitalismo.
Ahora bien, es cierto que en Latinoamérica históricamente no ha funcionado el socialismo, pero ¿qué no la evidencia histórica ha demostrado que tampoco ha funcionado el capitalismo? En México no estamos en los primeros diez de prácticamente ninguno de los índices de prosperidad que mencioné anteriormente. A esto respondería con otra pregunta: ¿a caso no es más costoso cambiar de sistema y peligrar el extremo opuesto que administrar y moderar el sistema actual? No hay que olvidar que las ideas de Marx iban ligadas a la violenta implementación de un nuevo sistema. Exploremos los costos potenciales del socialismo.
El socialismo rige con el corazón, y muy rara vez usa la cabeza. No me crean a mí, créanle al creador del concepto de ‘socialismo del siglo veintiuno’: Hugo Chávez. “Hemos asumido el compromiso de (…) contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad.” Las palabras son muy lindas, claro, ¿pero se puede gobernar únicamente con el corazón, utilizando una serie de principios ‘morales’ con los cuales se toman ‘objetivamente’ las decisiones? El socialismo se coloca en un pedestal de superioridad moral y tiende a justificar sus políticas que implementa con principios morales (subjetivos). ¿Suena familiar? El proyecto de López Obrador es gobernar con el ejemplo y aferrarse a una Constitución Moral. De hecho, acaba de anunciar su nuevo libro sobre la Economía Moral (tendré que leerlo para emitir un juicio). Ahora bien, no me malinterpreten, se necesita corazón, pero también se necesita mucha cabeza. Los problemas que tenemos en México no son simples y no serán resueltos con soluciones simples; son complejos, y por eso se necesitan soluciones robustas que sean eficaces y éticas.*****
Otra consecuencia del socialismo brota naturalmente de esta subjetividad. Volviendo a las palabras de Chávez, en su mismo discurso rechaza la propiedad privada cuando “degenera en la acumulación egoísta”. Y aquí es donde el socialismo empieza otra vez a pisar terreno peligroso. La ausencia de propiedad privada de tierra y bienes de capital impide cualquier tipo de precios racionales o estimación de costos.****** ¿Y cuál es el criterio del ‘nuevo socialismo’ para determinar quién tiene derecho a la propiedad privada? La moral subjetiva de quien gobierna.
Entiendo el punto de quienes apuestan por algo nuevo. No sirve de nada proponer políticas para nuestro país que únicamente han sido probadas en circunstancias completamente distintas a las de México. ¿Por qué habríamos de pensar que podríamos tener la estabilidad de los países nórdicos o la prosperidad de Estados Unidos copiando sus políticas? Pero también es inútil proponer políticas que nunca han sido probadas en ninguna parte del mundo.
México es un país Latinoamericano, sí. Pero recordemos que México también es Norteamericano, razón por la cual se encuentra en una situación única. Es evidente que el capitalismo mal administrado ha traído muchas fallas, pero a veces es muy fácil dejar de lado todos los beneficios de los que gozamos gracias a ese mismo sistema. Estoy de acuerdo en que tratar de replicar países norteamericanos nos ha traído consecuencias desastrosas, pero ¿qué nos hace pensar que replicar ahora los latinoamericanos nos traerá resultados eficacez? Nuestro error no ha estado en copiarnos de este o aquél, sino en copiarnos sin criterio. Debemos encontrar políticas que no estén cargadas de ideología sino de soluciones pragmáticas. Busquemos soluciones concretas y no cambios de ideología radicales.
*El Dr. Axel Kaiser hace esta simplifación de los deseos de una nación reinterpretando a algunos autores, haciendo énfasis en que incluso Marx que aberraba el sistema de Capital admitía que no había libertad si no había riqueza.
**Lista obtenido de un documento publicado por Hamburger sobre el socialismo en en el siglo veintiuno: https://www.redalyc.org/pdf/927/92731211006.pdf
***Paul Collier lo explica en su libro “The Future of Capitalism”
****El asesor económico de López Obrador, Abel Hilbert, caracterizó el proyecto del nuevo gobierno como “un modelo de mercado, con un Estado regulador fuerte”
*****Otra vez Collier. Su libro está muy bueno, te lo recomiendo.
******Ludwig Heinrich der von Moses (https://mises.org/es/profile/ludwig-von-mises-0)