¿Todas las opiniones importan? ¿Valen lo mismo?
Supongamos que has decidido tomar parte en una discusión en un foro público. No sería extraño al ser espectador de un debate escuchar insinuaciones tales como ‘¿a caso eres experto en el tema?’, ‘ ¿tienes experiencia de primera mano con este tema?’, ‘¿realmente te corresponde opinar sobre este tema dada tu condición?’. En breve: ‘tu opinión no importa’.
Pero una aseveración como ésta es peligrosa cuando los criterios para ponderar el valor de una opinión no están basados en una objetividad racional.
Tomemos como ejemplos estos tres criterios que en mi opinión son problemáticos y cada vez más comunes en el debate público:
- Criterio problemático 1. Una opinión encuentra su validez en la suma de grupos civiles o movimientos activistas a los que representa la persona opinando
- Criterio problemático 2. Una opinión pierde su validez basado en la condición de la persona que opina
- Criterio problemático 3. Una opinión proveniente de una persona que no tiene una experiencia cercana con el tema en discusión no tiene aptitudes para razonar y generar soluciones
Tomar posturas como estas dificultan el intercambio de opiniones diferentes, limita la perspectiva de quienes discuten, ridiculiza el expertise de personas estudiadas, y fácilmente abandona el uso del razonamiento. Es necesario establecer criterios que promuevan un debate crítico, fundamentado y racional, evitando las distracciones con opiniones cualitativamente inferiores.
Ante el supuesto de que en un foro público cualquier persona puede participar en la discusión, entonces, ¿qué criterios se podrían utilizar para ponderar las opiniones con objetividad? Antes de definirlos, hay que hacer una distinción entre el valor de las opiniones y el valor de las personas que tienen esas opiniones. Todas las personas tienen derecho a tener una opinión y a expresarla dentro de los límites que la ley lo permita*, sin embargo, quizá se puede asignar una mayor ponderación a aquellas opiniones que contengan alguno de estos criterios:
- Evidencia. Entre más evidencia se presenta, mayor respaldo tiene el argumento siempre y cuando sea relevante para la opinión.
- Fuentes sólidas. Que la evidencia provenga de fuentes sólidas y diversas, no solamente estadísticas y científicas, sino también históricas, lingüísticas, filosóficas, etcétera.
- Expertise. Información relevante de primera mano de un experto en el área general. Hay que tener cuidado de no llamar a alguien experto en un tema demasiado nuevo o específico, ya que podemos caer en el criterio problemático 2 excluyendo a quienes se encuentran en condición de ‘inexpertos’.
- Razonamiento lógico. Que haya un hilo conductor que lleven a una conclusión lógica, haya consistencia en el argumento a lo largo del tiempo y congruencia entre las diferentes partes que conforman el argumento.
Esto no quiere decir que si tu opinión no cuenta con alguno de estos criterios no tiene valor, pero la opinión va a tener mayor peso cuando incluyo una o más de estos elementos. Otro tipo de opiniones que incorporan elementos anecdóticos o emotivos también tienen valor, pero a no ser que se integren con alguno de estos criterios, su ponderación es menor o igual a otras ideas que no contengan alguno de ellos.
Tu opinión vale, pero vale más el esfuerzo que una persona hace por tener opiniones bien cimentadas.
*Artículo 6°.- La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley.